13 de julio, 2016
Publicado en: Noticias Pubs y restaurants
No fueron los primeros en instalar un bar dedicado a la cerveza, pero a solo una semana de su inauguración, KrossBar ya es líder en la categoría. Y eso, a saber, se resume en una infraestructura de primer nivel (y al mismo tiempo sin ostentar), servicio atento y siempre informado (y al mismo tiempo sin sobreestimular) y una presencia iluminada de la cerveza (protagonista, claro, pero sin ser forzada).
Ese último punto es sin duda donde más se nota la diferencia con sus pares, ya que aquí lo que menos se intenta es empujar a tropezones su existencia, sino que solo lo justo y necesario para cualquier mortal. Olvídense de una lista de sugerencias de maridaje para cada etiqueta o de la inclusión de un determinado estilo en cada plato de la carta. Si está, bien. Y sino, todo bien también. Algo que ya de partida da la idea de un ambiente democrático en que todos son bienvenidos.
Precisamente a cargo del área gastronómica y del ambiente en general está Jérôme Reynes, el empresario gastronómico francés ligado a otros establecimientos como Uncle Fletch, Chipe Libre, Castillo Forestal, Bocanáriz, La Fabbrica, quien en conjunto con otros socios tiene el 50%. La otra mitad quedó a cargo de Kross.
Y quien tuvo la misión de armar la carta fue el joven cocinero Matías Arteaga (Funky Food Family, Ombligo Parao) vía 50 opciones de platos que llegan rápido y se comen ídem. Algunos para tener en cuenta: Oreja de chancho frita (con dúo de salsas traviesas), Empanadas fritas (de prieta, mechada y acelga), Sangurucho de chancho braseado con golden (con mostaza de la casa y ensalada de repollo agridulce, manzana y semillas en pan ciabatta), Paila de albondigas de cordero (en paila tomatada gratinada con queso, ensalada de rúcula y pan de campo), Currywurst (gorda a la parrilla, salsa tomate + manzana casera al curry y papas fritas rústicas) o Chorimaibock (longaniza de Chillán cocinada en cerveza Maibock, mostaza agridulce de la casa, chucrut artesanal y papas fritas rústicas).
Punto aparte son las pizzas, o casi pizzas, compuestas de base de masa madre hecha con orujo de cebada (el remanente al hacer cerveza). Un acierto en textura y mucho más en sabor, sobre todo con La Franchute: de queso blanco (queso crema + crema), cebolla curada y panceta. Megasabrosa.
Lo infaltable: la cerveza. En total más de 60 etiquetas locales y de afuera (incluido el portafolio de Kross, por cierto), junto a 16 salidas de schop en las que hay cabida para cervezas invitadas, series experimentales y una especial que funciona con nitrógeno. Actualmente es usada para su stout, transformándola en una receta MUY fácil de tomar, además de entregar una espuma como yogur. Todas vienen en tres formatos (500 cc, 350 cc, 130 cc), por lo que, por ejemplo, un ‘schopito’ de Pilsner queda en $750. Y la degustación de las seis etiquetas Kross en vasos de 130 cc, $4.900.
Y a lo que titula este artículo, ¿por qué el 1%? Es la cifra que representa la participación de mercado que actualmente tiene el sector de las microcervecerías en Chile (expuesta en neón en una de las paredes). Pero, al mismo tiempo, casi también una señal de orgullo por ser diferentes y de todo lo que hay por descubrir en materia cervecera. Una vez más: en un mundo donde todo parece ser o estar estandarizado, la identidad y personalidad es lo que vale.
KrossBar
Dardignac 0143, barrio Bellavista, Providencia.
Teléfono: 2759 5434.
Horario: lunes a miércoles de 12.30 a 1 hrs., jueves a sábado de 12.30 a 2 hrs.
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