1 de enero, 2011
Publicado en: Artículos Catas Cultura Noticias
Es el estilo más popular en Chile y el favorito cuando se trata de conseguir una cerveza liviana y fresca, de esas que liquidan fulminantemente la sed. Las razones más abajo, junto a una antojadiza selección para probar y conocer.
A pesar de que ahora, con el influjo microcervecero, son las variedades tipo ale las que más llaman la atención de bebedores, hay que ser justos y no olvidar a las lagers. Un estilo más comercial, ya que permite mayor uniformidad en el proceso, pero no por eso menos atractivo, y que ha estado presente desde hace años en el panorama nacional, a través de marcas como Cristal, Escudo, Royal Guard y Becker.
Todo empieza con la manera cómo fermenta —usando levaduras que reaccionan en frío, en la parte inferior de las cubas— para después tener un período de reposo y decantación también en frío, ayudando a conseguir más claridad, sabor y una vida más larga. De ahí que su nombre en español signifique ‘guarda’ y, por lo mismo, es que para las microcervecerías resulte un estilo complicado de conseguir (por la tecnología necesaria). Así se obtiene una cerveza de carácter bastante limpio y sobrio —en nariz y boca—, predominando notas a cereal, granos, pan y algunos toques cítricos como resina, pino o manzana verde, debido al aporte del lúpulo. Éste, en particular, resalta más por la baja cantidad de azúcar residual. Con eso en mente, se convierte instantáneamente en buena comparsa para soportar los días en que el calor se vuelve en contra. Ahora, por supuesto que dentro del género existen variantes, como bock, pilsner, kölschbier e india lager, pero eso será tema para otro artículo.
¿Con que acompañar? En general, piensen en cebiches, rolls, sashimis y quesos semimaduros para lograr una armonía por afinidad. Y si la idea es buscar equilibrios por contraste, platos especiados y picantes asoman como buenos ejemplares, ya que aquí la cerveza hace las veces de un efectivo agente limpiador, dejando el paladar listo y dispuesto para el siguiente bocado.
Más abajo, una selección personal e inclinada de algunas de nuestras lagers favoritas. Todas chilenas, por cierto.
Kr
oss Pilsner. Sigue el estilo de unas de las lagers más famosas del mundo, si no la más: la pilsner de Plzen (República Checa). Presenta aromas cítricos junto a una boca seca por definición. Eso, junto a un amargor bien integrado y que deja un final especiado. Unas ostras, solas o con limón, prometen una certera elección.
Szot Pilsner. Versión sui generis de lo que se entiende por pilsner. Aquí el asunto va más por el lado frutal, con notas a fruta blanca y toques cítricos, asemejándose de alguna manera a las weissbier, junto a un logrado equilibrio entre dulzor y amargor. Una cerveza redonda y con un extenso portafolio para acompañar y masticar, principalmente en forma de abrebocas. Tapas, crostini, bruschettas y todo lo que imaginen encima. Ustedes eligen.
Szot Rubia al Vapor. Una steam beer, estilo original de San Francisco (EE.UU.) en que las lagers fermentan a una mayor temperatura. O sea, una cerveza híbrida. El resultado arroja una nariz con notas más frutales, una boca más compleja y un tremendo amargor que acompaña hasta el final. ¿Comida especiadas, picantes, unos camarones al ajillo? Eso y mucho más.
Polar Imperial. Aún es hecha en Punta Arenas y con el mismo perfil de siempre. Uno de notas frutales (plátano maduro y naranja) más algo nogado y de cereales. Al tomarla, entrega un buen balance entre dulzor y amargor. Es una cerveza sobria, pero con carácter nacional. Una lager a la chilena que con quesos semimaduros hace buenas migas. Desde ya.
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